Las fincas que rodean la casa rural son propiedad de la familia Pena. Si bien algunas eran zona de monte, todas ellas han sido acondicionadas para permitir disfrutar de la tranquilidad y el sosiego que desprende el lugar. Se han construido multitud de bancos rústicos y caminos y escaleras para salvar los desniveles, así como diversas zonas ajardinadas. El paseo o la lectura por estos lugares tan próximos al río produce un resultado inmediato de relax.
Cuando se observa la casa rural desde el exterior se aprecia una estructura en tres cuerpos y tres niveles. En el primer cuerpo se encuentra el comedor, el salón y la cocina; en el segundo, tres habitaciones para huéspedes, el ático con las habitaciones de los propietarios y la zona de museo etnográfico; en el tercero se encuentran las restantes habitaciones para huéspedes.
Los primeros documentos conservados se remontan al año 1892. Por entonces el abuelo de la actual propietaria realizó una permuta con el señor Marqués de Montesacro -propietario del Pazo de Bermás y para el cual trabajaba como apoderado- y adquirió la vivienda que existía, y que se corresponde con la actual zona de comedor y salón. Si bien no se conservan documentos anteriores es muy posible que dicha vivienda primitiva poseyera una antigüedad próxima a los trescientos años. Esto puede deducirse por comparación con otras obras de época de las que sí se conservan documentos y en las cuales las técnicas constructivas eran similares. Nos referimos en particular a la forma de trabajar la piedra –un ejemplo claro lo constituyen los bloques que se emplearon en las jambas de las puertas, en el vertedero y el horno. Lo que es más, se han encontrado, durante la rehabilitación, restos en forma de piedras talladas que bien pudieran corresponder a etapas pre-romanas y que actualmente se exponen en el museo.
Hacia el año 1908 se realizó una importante reforma y ampliación que le proporcionó a la vivienda su aspecto actual y su característica división en tres cuerpos. Debemos tener siempre presente que O Muiño de Pena -o como se le conoce en los alrededores: A Maquía de Pena- era una auténtica industria, de facto la primera de la zona, dedicada a la molienda del grano y al aserrado de madera. Proporcionó durante muchos años un servicio indispensable a los vecinos de la comarca empleando como fuerza motriz el salto de agua del Río. Como ejemplo sirva la siguiente anécdota: según recuerdan aún hoy muchos vecinos el verano del año 1949 fue especialmente seco en la comarca y no podían emplearse los molinos vecinales para obtener la harina imprescindible para la alimentación humana y animal; el padre de la propietaria tuvo la iniciativa de comprar una máquina térmica de combustión externa (funcionaba con madera que ardía en el exterior de la casa) cuyo volante movía – a través del eje- todo el sistema de poleas y correas que accionaban los molinos, la sierra y la cepilladora; dicha máquina funcionó durante tres meses día y noche ininterrumpidamente y para su regulación se requería la presencia permanente de un operario; el ruido producido por dicho volante se asemejaba el de un martilleo constante y se escuchaba a mucha distancia de la fábrica; desde luego se trató de una iniciativa de carácter empresarial, pero el caso es que si no hubiese sido por ella gran parte de los vecinos de la comarca no podrían haber molido durante ese verano, ni muchos panaderos haber cocido, ni muchos particulares haber aserrado sus vigas o sus tablas.
La industria, por su propia naturaleza, se fue convirtiendo en punto de encuentro de las gentes y en lugar donde se contaban las noticias mientras se esperaba pacientemente el turno para moler o aserrar. En el año 1948 el padre de la propietaria modernizó las instalaciones y consiguió, tras varios años de burocracia, los permisos definitivos que le permitían utilizar la energía hidráulica para el accionamiento de los mecanismos. De la primitiva noria de madera, se había pasado a modernas turbinas Francis, existía aserradero y también carpintería, y las tareas de molienda las realizaba un operario específico que vivía en la casa.
La fábrica siguió trabajando hasta la década de los setenta, si bien en los últimos años sólo se empleaba como molino. Para entonces el padre de la propietaria había construido un aserradero con tecnología moderna y que funcionaba con energía eléctrica. En el año 1998 comenzaron los trabajos de rehabilitación de la vivienda, que se extendieron por un período de cuatro años. Finalmente en enero de 2003 O Muiño de Pena abrió de nuevo sus puertas al público como casa de turismo rural. En esta nueva etapa, la casa rural pretende no sólo ofrecer un delicado servicio de hospedería y restauración, sino también tratar de transmitir a quien lo desee, o lo busque, la magia y el Conocimiento que, con suma humildad, encierra la casa, su gente y su entorno.
En él se sirven los desayunos, comidas y cenas y también se celebran banquetes previo encargo para los huéspedes de la casa. Se pueden encontrar los menús en el apartado restaurante de esta página. Llaman especialmente la atención los siguientes puntos: el techo de antiguas vigas, el vertedoiro -o escurridero de agua de la antigua cocina- y el horno de cocer pan, cuidadosamente recuperado y que en la actualidad forma parte de la lareira o chimenea.
Sobre ella pueden observarse diversas piezas antiguas relacionadas con la tarea de cocer el pan.
Nuestra casa rural alberga en su interior un cuidado museo etnográfico. Constituye la esencia misma de la casa, recoge su pasado y le proporciona al mismo tiempo un carácter propio. Se trata del primer y único museo del ayuntamiento de O Pino y de Arca o Pedrouzo. Están recogidas más de 80 piezas que representan los diferentes trabajos que se realizaron en la casa o en sus proximidades (molinero, aserradero, carpintero, herrero y confección de piezas de lino, etc.).
En la entrada encontramos los molinos. Unos de ellos se empleaba para moler maíz y el otro trigo (se ha eliminado la peneira, elemento encargado de separar la harina del salvado). En la restauración se ha optado por dejar visible las piedras de uno de ellos con objeto de que resulte más didáctico. En el descanso previo a la bajada a la sierra, podemos apreciar diversos objetos: un conjunto de piedras encontradas durante la restauración, un molino de arroz vietnamita, las antiguas medidas de grano (ferrados), una balanza romana… Puede también accionarse un rodicio de molino situado en el subsuelo, que está montado siguiendo las técnicas tradicionales.
O Muiño de Pena es un antiguo molino y aserradero con más de 200 años de antigüedad que ha sido restaurado y acondicionado como casa de turismo rural. El apaciguador ruido de la cascada del río Mera a menos de dos metros ayudan al huésped a sentirse en un lugar mágico.
A Ponte Puñide 24 (O Pino)
15823 A Coruña